Creo que un tema apropiado para comenzar es la suficiencia de las Escrituras. Esto porque la Biblia ha sufrido un ataque descarnado desde hace algunos siglos. Una forma de atacarla es aduciendo que no es la verdad, que contiene errores históricos o invenciones humanas. Esta es quizás la forma más sincera y directa, que no esconde su propósito último: el desprecio de la Biblia como autoridad y el destierro de Dios de todos los aspectos de la sociedad. Esta forma de ataque tomó fuerza luego de la irrupción del darwinismo, y puede decirse que tuvo éxito, ya que hoy en día las Escrituras se encuentran completamente desacreditadas ante la sociedad secular como fuente de verdad, siendo la ciencia la llamada a proporcionar a los hombres el conocimiento de lo que es verdadero y lo que no. Lo anterior es creído incluso por muchos que se consideran cristianos.
Sin embargo, hay una forma de ataque que no se limita a unos siglos atrás, sino que se ha dado desde la misma formación del canon, esto es, la determinación de los libros que debían formar parte de lo que hoy conocemos como "Biblia". Incluso podemos decir que se daba en los tiempos del Antiguo Testamento. ¿En qué consiste?
Consiste en la negación de la suficiencia de la Escritura, en otras palabras, se considera que la Biblia contiene verdad, pero no toda la verdad. Nos es útil, pero necesitamos también otras cosas. Es decir, se trata de algo incompleto.
Teniendo en cuenta lo anterior, es sorprendente la facilidad con que el hombre incurre en este tipo de ataque a las Sagradas Escrituras. Ya en los tiempos del Antiguo Testamento, teniendo la ley y la mayoría de los profetas, se comenzó a forjar "la tradición de los ancianos", que se consagró en el Talmud. Así, Jesús recibió la siguiente reprensión por parte de los fariseos: "¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan" (Mt. 15:2 RVR). Esto demuestra que dicha tradición había alcanzado el nivel de canónica para los judíos, y se equiparaba a la revelación misma de Dios. La respuesta de Cristo a esta lamentable situación fue categórica: "¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?". Es decir, Jesucristo sitúa a la tradición humana en un nivel inferior a la Palabra de Dios: no es la Palabra la que debe someterse a la tradición, sino todo lo contrario. Es notable el hecho de que Jesús nunca se validó en la tradición humana, sino que siempre se legitimó en las Escrituras (Lc. 24:44; Jn. 5: 46). Este es un hecho que debemos tener en cuenta .
Algo análogo sucede con la Iglesia Católica Apostólica Romana, donde la Escritura es sólo una de las reglas de fe. Además de ella se encuentran la tradición y el magisterio de la iglesia. Esto constituye un claro ataque a la suficiencia de las Escrituras, y no solo eso, sino que también es un atentado contra su autoridad, teniendo en cuenta que la Iglesia Católica se sitúa sobre la Biblia, y no bajo ella, como debería ser según lo expone el Nuevo Testamento.
A su vez, la Iglesia Evangélica no se encuentra ajena a esta deformación. Por el contrario, es una práctica en que se incurre cada vez más. Hay una verdadera tradición que se ha ido forjando a lo largo de los siglos, y que personalmente considero mucho más peligrosa que la de la Iglesia Católica, ya que esta última reconoce abiertamente la existencia de un cuerpo de doctrina externo a las Escrituras, mientras que el mundo evangélico guarda una tradición que le es"invisible", que pasa desapercibida, pero que al igual que la tradición de la iglesia de Roma, influye sustancialmente en la interpretación de la revelación divina, terminando por deformarla.
Parte de esta tradición está constituída por el "cristianismo cultural", que actualmente goza de gran aceptación en la iglesia evangélica, aunque la mayoría de sus seguidores ni siquiera noten que se encuentran en esta deformación. Este movimiento reduce los atributos de Dios a uno: el amor. Es decir, ignora atributos como la santidad, la justicia y la ira de Dios, lo que produce un entendimiento "hippie" del amor, convirtiéndolo en sentimentalismo barato que tolera hasta las aberraciones más manifiestas. Esto es lo que lleva a la exageración de la hermosa verdad de Juan 3: 16: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Sin negar la preciosa verdad encarnada en este versículo, no podemos dejar de notar que se interpreta toda la Biblia en base a ese sólo pasaje, omitiéndose por ejemplo verdades como la que sigue: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él" (Jn. 3:36). Es impresionante que tratándose de un pasaje que se encuentra en el mismo capítulo que Jn. 3:16, sea algo completamente desterrado de las predicaciones hoy en día. ¿A qué se debe esto? A una tradición que ha amoldado a Cristo para que calce con los gustos de la cultura, una cultura humanista y sin temor de Dios. Así encontramos frases como "Dios es sólo amor", que se utiliza para justificar pecados y aberraciones.
Debemos dimensionar el daño tremendo que esta corriente ha causado. Entre otras cosas, la casi eliminación de la disciplina eclesiástica (vital para la existencia sana de una iglesia), y la omisión de verdades fundamentales en las predicaciones, como la urgencia de la santidad, el juicio venidero, el infierno y la ira de Dios. También ha causado que el lector de la Biblia se espante cuando lee los fuertes mensajes de Juan el Bautista, o incluso del mismo Jesús, por ejemplo cuando llama a los fariseos "raza de víboras", "hipócritas", "sepulcros blanqueados"; cuando habla del infierno eterno, o cuando vuelca los puestos de los cambistas en el templo. Ese también es Jesús, y debemos adorarlo, amarlo, honrarlo e imitarlo tal como al Jesús de amor (¡Es tal la deformación que parece que fueran dos Cristos distintos!).
No podemos olvidar dentro del cristianismo cultural el énfasis en ganar al mundo a través de parecerse a él. La Biblia nunca pide que nos parezcamos al mundo para ganar al mundo, eso es por completo ridículo. De hecho, se nos ordena NO amar al mundo:
Otra aberración que arrasa en congregaciones actuales es el psicologismo. Consiste en mezclar la Biblia con la psicología. A tal punto llega la deformación que se entiende la Biblia a través de la psicología. Así, por primera vez en la historia de la Iglesia se habla de que el problema del hombre es la depresión, cuando en realidad es el pecado; las prédicas se enfocan en subir el autoestima del oyente, cuando en realidad deben enfatizar en su santidad y su salvación, que curiosamente es todo lo contrario de la autoestima: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (Mr. 8:34). De esta forma, las iglesias producen creyentes con autoestimas firmes y preparados contra la depresión, pero ignorantes de la Biblia, sin testimonio de santidad en sus vidas e igual de perdidos que cuando no iban a la iglesia.
Asimismo, una consecuencia típica del psicologismo es que la Biblia se reduce a ser una fuente de "principios", ya que las soluciones se obtienen de teorías psicológicas. Esto es muy frecuente sobre todo en el área de la consejería matrimonial y familiar. Por supuesto lo anterior es una aberración, y un insulto a Dios mismo, ya que siguiendo teorías y métodos meramente humanos se menosprecia la revelación que Él nos entregó.
Aparte de lo anterior, debemos tener en cuenta que la psicología es una disciplina humanista, que nace justamente para apartarse de las concepciones religiosas. De hecho, "psicología" significa literalmente "estudio del alma" (psiqué), pero se cambió a "estudio de la mente", precisamente porque la intención era depurarla de toda connotación religiosa. ¡Qué curioso, mientras la psicología no quiere nada con el cristianismo, muchos cristianos lo único que quieren es incorporar psicología a su doctrina!
No podemos dejar de hablar de la nueva era, que consiste grosso modo en una corriente ideológica que estima que Dios se ha revelado a la humanidad en muy diversas formas, por lo que tiende al ecumenismo, la unión de todas las religiones. Es muy típico escuchar de la gente: "yo saco lo mejor del cristianismo, el islam y el misticismo oriental", o "todos tenemos el mismo Dios". Estas afirmaciones tan comunes son originadas en la nueva era, y se potencian con el relativismo imperante en nuestra cultura, que postula que "nadie tiene la verdad absoluta". Así, muchos que se hacen llamar cristianos practican yoga, reiki, meditación, están en comunión con otras religiones y son defensores acérrimos del ecumenismo. La Biblia en ningún momento nos llama a unirnos a otras religiones, al contrario, nos ordena guardar la sana doctrina y no seguir a los falsos profetas (Mt. 7:15; Ro. 16:17; Col. 2:8; Gá. 1:8-9; Jud. 3; Tit. 2:1 y un largo etc.).
En fin, sin duda hay muchas más deformaciones, y quizás se me hayan escapado algunas muy importantes, pero lo relevante es enfatizar que debemos estar en alerta, vivimos tiempos difíciles y la suficiencia de la Escritura está siendo atacada. Ante todo, es fundamental que tengamos presentes entre otros, los siguientes versículos:
PS: Añado predicación del Pastor Henry Tolopilo, del Ministerio "Gracia a Vosotros", adaptación para Latinoamérica del Ministerio "Grace to You" del Pastor John MacArthur. Recomiendo visitar su sitio y escuchar prédicas www.gracia.org
(El audio es del original, las imágenes fueron agregadas por mí).
También pueden escuchar sus prédicas desde el sitio http://www.oneplace.com/ministries/Gracia_A_Vosotros/
Sin embargo, hay una forma de ataque que no se limita a unos siglos atrás, sino que se ha dado desde la misma formación del canon, esto es, la determinación de los libros que debían formar parte de lo que hoy conocemos como "Biblia". Incluso podemos decir que se daba en los tiempos del Antiguo Testamento. ¿En qué consiste?
Consiste en la negación de la suficiencia de la Escritura, en otras palabras, se considera que la Biblia contiene verdad, pero no toda la verdad. Nos es útil, pero necesitamos también otras cosas. Es decir, se trata de algo incompleto.
Teniendo en cuenta lo anterior, es sorprendente la facilidad con que el hombre incurre en este tipo de ataque a las Sagradas Escrituras. Ya en los tiempos del Antiguo Testamento, teniendo la ley y la mayoría de los profetas, se comenzó a forjar "la tradición de los ancianos", que se consagró en el Talmud. Así, Jesús recibió la siguiente reprensión por parte de los fariseos: "¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan" (Mt. 15:2 RVR). Esto demuestra que dicha tradición había alcanzado el nivel de canónica para los judíos, y se equiparaba a la revelación misma de Dios. La respuesta de Cristo a esta lamentable situación fue categórica: "¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?". Es decir, Jesucristo sitúa a la tradición humana en un nivel inferior a la Palabra de Dios: no es la Palabra la que debe someterse a la tradición, sino todo lo contrario. Es notable el hecho de que Jesús nunca se validó en la tradición humana, sino que siempre se legitimó en las Escrituras (Lc. 24:44; Jn. 5: 46). Este es un hecho que debemos tener en cuenta .
Algo análogo sucede con la Iglesia Católica Apostólica Romana, donde la Escritura es sólo una de las reglas de fe. Además de ella se encuentran la tradición y el magisterio de la iglesia. Esto constituye un claro ataque a la suficiencia de las Escrituras, y no solo eso, sino que también es un atentado contra su autoridad, teniendo en cuenta que la Iglesia Católica se sitúa sobre la Biblia, y no bajo ella, como debería ser según lo expone el Nuevo Testamento.
A su vez, la Iglesia Evangélica no se encuentra ajena a esta deformación. Por el contrario, es una práctica en que se incurre cada vez más. Hay una verdadera tradición que se ha ido forjando a lo largo de los siglos, y que personalmente considero mucho más peligrosa que la de la Iglesia Católica, ya que esta última reconoce abiertamente la existencia de un cuerpo de doctrina externo a las Escrituras, mientras que el mundo evangélico guarda una tradición que le es"invisible", que pasa desapercibida, pero que al igual que la tradición de la iglesia de Roma, influye sustancialmente en la interpretación de la revelación divina, terminando por deformarla.
Parte de esta tradición está constituída por el "cristianismo cultural", que actualmente goza de gran aceptación en la iglesia evangélica, aunque la mayoría de sus seguidores ni siquiera noten que se encuentran en esta deformación. Este movimiento reduce los atributos de Dios a uno: el amor. Es decir, ignora atributos como la santidad, la justicia y la ira de Dios, lo que produce un entendimiento "hippie" del amor, convirtiéndolo en sentimentalismo barato que tolera hasta las aberraciones más manifiestas. Esto es lo que lleva a la exageración de la hermosa verdad de Juan 3: 16: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Sin negar la preciosa verdad encarnada en este versículo, no podemos dejar de notar que se interpreta toda la Biblia en base a ese sólo pasaje, omitiéndose por ejemplo verdades como la que sigue: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él" (Jn. 3:36). Es impresionante que tratándose de un pasaje que se encuentra en el mismo capítulo que Jn. 3:16, sea algo completamente desterrado de las predicaciones hoy en día. ¿A qué se debe esto? A una tradición que ha amoldado a Cristo para que calce con los gustos de la cultura, una cultura humanista y sin temor de Dios. Así encontramos frases como "Dios es sólo amor", que se utiliza para justificar pecados y aberraciones.
Debemos dimensionar el daño tremendo que esta corriente ha causado. Entre otras cosas, la casi eliminación de la disciplina eclesiástica (vital para la existencia sana de una iglesia), y la omisión de verdades fundamentales en las predicaciones, como la urgencia de la santidad, el juicio venidero, el infierno y la ira de Dios. También ha causado que el lector de la Biblia se espante cuando lee los fuertes mensajes de Juan el Bautista, o incluso del mismo Jesús, por ejemplo cuando llama a los fariseos "raza de víboras", "hipócritas", "sepulcros blanqueados"; cuando habla del infierno eterno, o cuando vuelca los puestos de los cambistas en el templo. Ese también es Jesús, y debemos adorarlo, amarlo, honrarlo e imitarlo tal como al Jesús de amor (¡Es tal la deformación que parece que fueran dos Cristos distintos!).
No podemos olvidar dentro del cristianismo cultural el énfasis en ganar al mundo a través de parecerse a él. La Biblia nunca pide que nos parezcamos al mundo para ganar al mundo, eso es por completo ridículo. De hecho, se nos ordena NO amar al mundo:
"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (I Jn. 2:15)
"!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios" (Stg. 4:4).Esta desviación lleva a las congregaciones a hacer todo lo posible porque el incrédulo "se sienta cómodo", ojalá ni siquiera note que está en una iglesia. Para esto se realizan obras de teatro, café concert, olimpiadas y un sinnúmero de eventos estilo mundano para "atraer" más personas, dejando de lado el único método establecido en la Biblia para expandir el evangelio: la predicación de la Palabra ("Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios" Ro. 10:17). De esta forma, la industria del entretenimiento es acogida íntegramente por las congregaciones, que por consiguiente diluyen la doctrina bíblica, más si se trata de hablar de pecado, juicio divino o santidad. Esto olvida fundamentalmente que la salvación es una obra de Dios, no del hombre, por tanto NO ES POR NUESTROS MÉTODOS, SINO POR SU ESPÍRITU.
Otra aberración que arrasa en congregaciones actuales es el psicologismo. Consiste en mezclar la Biblia con la psicología. A tal punto llega la deformación que se entiende la Biblia a través de la psicología. Así, por primera vez en la historia de la Iglesia se habla de que el problema del hombre es la depresión, cuando en realidad es el pecado; las prédicas se enfocan en subir el autoestima del oyente, cuando en realidad deben enfatizar en su santidad y su salvación, que curiosamente es todo lo contrario de la autoestima: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (Mr. 8:34). De esta forma, las iglesias producen creyentes con autoestimas firmes y preparados contra la depresión, pero ignorantes de la Biblia, sin testimonio de santidad en sus vidas e igual de perdidos que cuando no iban a la iglesia.
Asimismo, una consecuencia típica del psicologismo es que la Biblia se reduce a ser una fuente de "principios", ya que las soluciones se obtienen de teorías psicológicas. Esto es muy frecuente sobre todo en el área de la consejería matrimonial y familiar. Por supuesto lo anterior es una aberración, y un insulto a Dios mismo, ya que siguiendo teorías y métodos meramente humanos se menosprecia la revelación que Él nos entregó.
Aparte de lo anterior, debemos tener en cuenta que la psicología es una disciplina humanista, que nace justamente para apartarse de las concepciones religiosas. De hecho, "psicología" significa literalmente "estudio del alma" (psiqué), pero se cambió a "estudio de la mente", precisamente porque la intención era depurarla de toda connotación religiosa. ¡Qué curioso, mientras la psicología no quiere nada con el cristianismo, muchos cristianos lo único que quieren es incorporar psicología a su doctrina!
No podemos dejar de hablar de la nueva era, que consiste grosso modo en una corriente ideológica que estima que Dios se ha revelado a la humanidad en muy diversas formas, por lo que tiende al ecumenismo, la unión de todas las religiones. Es muy típico escuchar de la gente: "yo saco lo mejor del cristianismo, el islam y el misticismo oriental", o "todos tenemos el mismo Dios". Estas afirmaciones tan comunes son originadas en la nueva era, y se potencian con el relativismo imperante en nuestra cultura, que postula que "nadie tiene la verdad absoluta". Así, muchos que se hacen llamar cristianos practican yoga, reiki, meditación, están en comunión con otras religiones y son defensores acérrimos del ecumenismo. La Biblia en ningún momento nos llama a unirnos a otras religiones, al contrario, nos ordena guardar la sana doctrina y no seguir a los falsos profetas (Mt. 7:15; Ro. 16:17; Col. 2:8; Gá. 1:8-9; Jud. 3; Tit. 2:1 y un largo etc.).
En fin, sin duda hay muchas más deformaciones, y quizás se me hayan escapado algunas muy importantes, pero lo relevante es enfatizar que debemos estar en alerta, vivimos tiempos difíciles y la suficiencia de la Escritura está siendo atacada. Ante todo, es fundamental que tengamos presentes entre otros, los siguientes versículos:
"Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (II Tim. 2:15)
"Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?" (Mr. 12:24)
"Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.Pues está escrito:
Destruiré la sabiduría de los sabios,
Y desecharé el entendimiento de los entendidos.
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?
Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación" (I Co. 1:18-21).
"y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios" (I Co. 2:4-5).La verdad no está en sabiduría ni métodos humanos, sino en la revelación divina presente en las Escrituras. Que el nombre del Señor sea glorificado. Amén.
PS: Añado predicación del Pastor Henry Tolopilo, del Ministerio "Gracia a Vosotros", adaptación para Latinoamérica del Ministerio "Grace to You" del Pastor John MacArthur. Recomiendo visitar su sitio y escuchar prédicas www.gracia.org
(El audio es del original, las imágenes fueron agregadas por mí).
También pueden escuchar sus prédicas desde el sitio http://www.oneplace.com/ministries/Gracia_A_Vosotros/
Parte I
Parte II
Parte III
Exelente bolg, edificante y de mucha bendición. Gracias sean a nuestro Señor por como obra en tu vida hermano, y que cada día más siga añadiendo sabiduría a tu vida... Solo a Dios la gloria
ResponderEliminarBrillante analisis
ResponderEliminarexcelente qe el SEÑOR lo siga bendiciendo
ResponderEliminarSiga adelante Dios te guarde y te bendiga
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