domingo, 30 de agosto de 2009

¿Quieres vivir en moralidad mínima?


No hay duda de que la Biblia nos ordena ser santos en nuestra manera de vivir. Podemos citar entre muchos otros:

"pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo.»" 1 P. 1:16.

"Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" He. 12:14.

Vemos que la Biblia no reserva la calidad de "santo" a cristianos excepcionales que reciben tal denominación una vez muertos, sino que más bien ordena a todo creyente vivir en santidad. De hecho, "santo" se utiliza como sinónimo de "cristiano" (por ej. Ro. 8:27; 12:13; 15:25-26, 31; 16:15; 1 Co. 6:1; 14:33; 16:1, entre otros).

Ahora bien, ante esto muchos se preguntan: ¿Hasta dónde puedo hacer tal cosa y todavía ser santo?, o ¿Cuál es el límite entre lo santo y lo profano?, denotando con esto que su intención es vivir en el mínimo aceptable. Pretenden tranquilizar sus consciencias sabiendo que todavía pueden ser llamados "santos", pero a la vez revolcarse en el mismo barro con que se ensuciaban antes.

Lo anterior nos habla de un problema mayor, que nos debe llevar a la reflexión: ¿Estamos tratando de agradar a Dios por obligación o vivimos en santidad porque lo amamos? El cristianismo se basa en un cambio del corazón, un paso de muerte a vida (Ef. 2:5), la conversión en una nueva creación (2 Co. 5:17); por tanto, quien se encuentra en esta condición quiere agradar a Dios porque lo ama, y aborrece aquello que es malo. Si nuestra supuesta vida en santidad no es más que el cumplimiento a regañadientes de los mandamientos de Dios, no somos más que fariseos hipócritas, y debemos rogar a Dios por un arrepentimiento verdadero.

Como dice 2 Co. 13:5 "Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos". Si predicamos estas verdades no es para que permanezcamos en el temor de no ser salvos, sino que antes bien caigamos de rodillas ante el Señor pidiendo perdón por nuestro corazón rebelde y obstinado hacia sus preceptos.

Que el Señor tenga misericordia de nuestra debilidad, y nos llene de gracia para vivir una gozosa santidad. Amén.

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Los dejo con una predicación de Tim Conway, Pastor de "Grace Community Church" de San Antonio, Texas. Tomado de illbehonest.


jueves, 27 de agosto de 2009

El motivo de maldición


"Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios" 2 Co. 5:21 (NVI).

"Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida" 1 P. 3:18

Para un tratamiento más exhaustivo de la doctrina de la imputación, ver aquí.

Les recomiendo mucho ver esta predicación que les dejo a continuación.

Que el Señor nos haga abundar más y más en el conocimiento de Jesucristo. Amén.


lunes, 24 de agosto de 2009

¿Pastorado femenino?

Vivimos una época en que la cultura ha deslumbrado a la “cristiandad”. En nuestros púlpitos ya no se proclama la “sola Scriptura”, es decir, la Biblia como única y suprema regla de fe, sino que ahora son la cultura y el mundo los que gozan de ese glorioso sitial y se pasean pomposamente en las congregaciones. Ya no puede decirse de los cristianos lo que antaño se dijo: “Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá […]” (Hch. 17.6); ya que actualmente es el mundo el que trastorna a las congregaciones que se dicen cristianas.

Una de las manifestaciones más patentes del fenómeno referido es el ya comúnmente aceptado liderazgo femenino en la iglesia. Es que la emancipación civil femenina ha deslumbrado tanto al mundo, su radiación ha sido tan poderosa que ha alcanzado incluso a las congregaciones que proclaman tener a la Biblia como su regla de fe.

Con esto no estamos diciendo que el machismo sea una tendencia deseable. Ciertamente se incurrió en muchos excesos a lo largo de la historia, y el rol bíblico de la mujer tampoco fue respetado. Pero el reconocimiento de ese hecho en ningún caso debía habernos llevado a la verdadera “ginecolatría” (“culto a la mujer”, si se me permite el neologismo) que sufre la sociedad actual.

Como ya hemos dicho, este fenómeno ha impactado fuertemente a las congregaciones mal guiadas, aquellas que en sus púlpitos han dejado de escudriñar las Escrituras, y se han dejado llevar por “todo viento de doctrina” (Ef. 4:14). Dichas “iglesias” han engullido la cucharada que el mundo puso en su boca, y ahora practican incluso la ordenación de “pastoras”, algo que la iglesia apostólica no conoció.

Qué dice la Biblia al respecto

Pese a lo anterior, la Palabra de Dios sigue allí, y seguirá eternamente aunque pasen cielo y tierra (Mt. 5:18).

En efecto, la Biblia dice:

“Como es costumbre en las congregaciones de los creyentes, guarden las mujeres silencio en la iglesia, pues no les está permitido hablar. Que estén sumisas, como lo establece la ley. Si quieren saber algo, que se lo pregunten en casa a sus esposos; porque no está bien visto que una mujer hable en la iglesia. ¿Acaso la palabra de Dios procedió de ustedes? ¿O son ustedes los únicos que la han recibido? Si alguno se cree profeta o espiritual, reconozca que esto que les escribo es mandato del Señor. Si no lo reconoce, tampoco él será reconocido.” 1 Co. 14:33-38 (NVI).

De este texto podemos extraer algunas conclusiones:

1.- El contexto del pasaje referido se refiere al profetizar, que en el mismo capítulo se define como hablar a los hombres “para edificación, exhortación y consolación” (v. 3). Esto es perfectamente identificable con predicar la Palabra de Dios.

2.- Lo que Pablo sostiene en este pasaje es “costumbre en las congregaciones de los creyentes”, (lit. “Como en todas las iglesias de los santos”), es decir, es la aplicación de la enseñanza apostólica en las demás iglesias, y por la fuerza de esa autoridad Pablo compele a la iglesia de Corinto a seguir el ejemplo.

Pablo está queriendo decir con esto que la enseñanza que va a desplegar es universal, sin limitaciones geográficas, temporales ni culturales.

3.- La mujer debe guardar silencio en la iglesia, pues no le está permitido hablar. Siguiendo la ley, debe estar sumisa. Nótese que Pablo recurre a la ley como autoridad, no porque la ley ceremonial rija el culto eclesiástico, sino “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron […]” (Ro. 15:4), es decir, podemos extraer la voluntad general de Dios a partir de la ley ceremonial, y en este caso, esa voluntad es que la mujer permanezca bajo la autoridad del hombre cuando la iglesia se encuentre reunida.

4.- Reprende a la iglesia de Corinto por creer que pueden sobreponerse al “fundamento de los apóstoles y los profetas” (Ef. 2:20), diciéndoles: “¿Acaso la palabra de Dios procedió de ustedes? ¿O son ustedes los únicos que la han recibido?”. Como iglesia nos debemos a la Escritura, no debiendo ir más allá de lo que está escrito (1 Co. 4:6), en vez de torcer la Biblia para ir acorde a la cultura.

5.- Pablo reafirma la autoridad de su discurso recalcando que es un mandato del Señor, por tanto quien se considera espiritual debe acatar lo que él está diciendo.

En tanto, otro pasaje señala:

“La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia” 1 Tim. 2:11-15 (RVR 1960).

También aquí podemos concluir:

1.- El rol de la mujer en la congregación no es enseñar, sino aprender en silencio y en sujeción a la autoridad.

2.- El argumento que se da como sustento no es cultural, sino bíblico: Adán fue formado primero y después Eva, y no fue Adán el que cayó primero sino Eva. Es decir, esta enseñanza no se limita a una cultura o tiempo determinado, ya que su sustento es de orden teológico-escritural.

3.- Con la parte final no se refiere a que para ser salva la mujer deba engendrar hijos, eso sería salvación por obras y además excluiría inexplicablemente a las estériles o a las solteras. Aquí “salvación” se utiliza en sentido amplio. En griego, la palabra para salvación aquí es “σώζω” (“sozo”), y según el diccionario Strong significa “salvar”, pero en el sentido de “liberar o proteger”, ya sea literal o figuradamente; “sanar, preservar, salvar (se), hacer bien, ser pleno”. A lo que se refiere es que se redime o se reivindica de su transgresión en el huerto del Edén. De hecho, la palabra utilizada aquí para “salvación” no es la misma que se utiliza para la salvación espiritual, que es “σωτηρία” (sotería) (por ej. en Hch. 4:12).

Como podemos ver, en ninguno de los pasajes anteriores se dan argumentos culturales, sino que se recurre a la autoridad de la Escritura para fundamentar que la mujer debe permanecer bajo autoridad masculina en la Iglesia. Esto es manifestación del principio general según el cual el varón es cabeza (“κεφαλή”, “kephalé”[1], cabeza en el sentido de autoridad) de la mujer en el matrimonio (Ef. 5:22-23).

Todo esto va en contra de lo que el mundo sostiene hoy, y de hecho les parece locura inconcebible, pero nuestro patrón no es la cultura mundana sino la Palabra de Dios.

Con lo anterior no se niega Gá. 3:28, que dice: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”. Ante los ojos de Dios varón y mujer son considerados iguales, uno no vale más que el otro. Sin embargo, en cuanto a los roles son distintos, siendo el hombre autoridad de la mujer en el matrimonio y en la iglesia. Esto en ningún caso debe llevar a despotismo o autoritarismo, la mujer cristiana debe ser respetada como hija del Altísimo, un ser por el cual Cristo derramó su sangre al igual que por el varón cristiano. Pero esto no significa atribuirle roles que la Biblia le niega.

Lo dicho se demuestra en que Cristo se sometió al Padre y le fue obediente (Fil. 2:8), pero no por eso fue inferior en esencia al Padre, ya que eso implicaría que hay dos dioses, o que Cristo en algún momento dejó su estado de deidad. La sumisión no implica una calidad distinta, sino un rol distinto.

A lo ya expuesto agregamos:

1.- En los requisitos establecidos para ser obispo, se presupone que quien ostentará el ministerio es un varón. Esto dice 1 Ti. 3:2 “Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar”. Así, el cargo es para el género masculino.

2.- Debemos recordar que Pablo estableció a Timoteo como pastor de una iglesia con el fin de que velar por la doctrina correcta (cap. 1 vv. 3-4), por tanto la carta dirigida a él contiene la sana doctrina que se debe imponer en la congregación. Es en ese marco donde se le dan las instrucciones expuestas en el número anterior.

3.- El pasaje de 1 Co. 11:2-16 sí tiene un trasfondo cultural geográfico. Más exactamente, el trasfondo de la enseñanza es universal, pero la forma en que esa enseñanza se aplica es cultural. Como expone John MacArthur en la nota de este pasaje, “Aquí el apóstol no establece una ley universal de parte de Dios, sino que solo reconoce una costumbre local que sí reflejaba un principio divino. En esa sociedad, la cabeza descubierta de un hombre era una señal de su autoridad sobre las mujeres, quienes debían mantener sus cabezas cubiertas. Si un hombre cubría su cabeza daba a entender algún grado de inversión de las funciones propias de cada género”. Es decir, si en nuestra cultura actual existiera algún símbolo de autoridad del hombre sobre la mujer, debería utilizarse ese símbolo (sólo como ejemplo, que la mujer lleve puesto un anillo). No significa que actualmente deba usarse el velo, sino que debe usarse el símbolo de autoridad que la época haya establecido, de existir éste.

4.- En la Biblia no hay ningún caso de una “Pastora” u “Obispa”, ya que como hemos visto, el cargo es masculino.

5.- La Biblia no niega completamente a la mujer el trabajar en el ministerio. Al contrario, da la posibilidad de obrar en diversos ámbitos, pero no en la predicación de la Palabra. Podemos ver la injerencia de las mujeres en la cristiandad primitiva:

  • Las mujeres siguieron y sirvieron a Jesús.
  • Las mujeres estaban entre los discípulos en el aposento alto (Hechos 1:14), fueron bautizadas por el Espíritu Santo, y hablaron en lenguas en Pentecostés (Hechos 2:17-18).
  • Las mujeres creyeron en Jesús y fueron personalmente bautizadas y perseguidas para su fe (Hechos 5:14; 8:12; 9:2; 17:4,12).
  • Las mujeres atendieron a los pobres en formas prácticas (Tabita – Hechos 9:36).
  • Las mujeres instruyeron otros con la Palabra (Tito 2:3-5; También vea a Priscila en Hechos 18:26).
  • Las mujeres profetizaron (Hechos 21:8).
  • Las mujeres pudieron haber sido diaconisas (Romanos 16:2 y 1 Timoteo 3:11).

Las limitaciones incluyeron:

  • Jesús escogió a hombres como apóstoles; en la transfiguración, la última cena, y Getsemaní, sólo estaban presentes hombres. Él nunca metió a mujeres en la posición de dirigir a hombres.
  • No hay registro de alguna mujer predicando a hombres o enseñando públicamente en Hechos.
  • No se les permitió ser ancianos o enseñar o tener autoridad sobre hombres en la iglesia.
  • Cuando surgió la necesidad de supervisar la distribución de comida, sorprendentemente siete hombres fueron escogidos.
  • Los equipos misioneros iniciales estaban compuestos por un mínimo de dos hombres.
  • La primera disputa doctrinal fue decidida por hombres.
  • El Nuevo Testamento fue escrito por hombres[2].

Conclusión

La Palabra de Dios y la historia de la iglesia son bastante claras en que el liderazgo de la iglesia, en cuanto al pastorado y obispado fue encargado al género masculino. Las voces que abogan por hacer caso omiso a las Escrituras para ir acorde a la cultura secular lo único que hacen es dar coces contra el aguijón, y preferir la sabiduría carnal y humanista antes que la revelación del único y eterno Señor. Sin embargo, aún cuando el mundo y muchas congregaciones cierren sus oídos a las Escrituras, éstas seguirán ahí por los siglos de los siglos, acusando su impertinencia y su necedad.

Se comprueba lo dicho por el apóstol Pablo a Timoteo: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas” (2 Ti. 4:3-4). Es justo lo que están haciendo en la actualidad, amontonándose maestros que les digan lo que quieren oír, aunque se están yendo junto con ellos por el camino de la destrucción, el que se aparta de las Escrituras.

No encuentro una mejor forma de terminar que citando al mismo Pablo, en su discurso a los corintios: “Si alguno se cree profeta o espiritual, reconozca que esto que les escribo es mandato del Señor. Si no lo reconoce, tampoco él será reconocido”.

Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina

Tito 2:1.



[1] De aquí extraemos por ejemplo “cefalea”, que es dolor de cabeza. También decimos que cuando una institución o país está sin autoridad se encuentra “acéfalo”, es decir, “sin cabeza”.

[2] Extraído de artículo de Gary E. Gilley, en blog “Evangelio según Jesucristo”, http://evangelio.wordpress.com/2009/02/03/el-papel-de-las-mujeres-en-el-ministerio-1-parte/


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Para terminar, los dejo con una enseñanza del Pastor Henry Tolopilo, del ministerio Gracia a Vosotros, acerca de este tema.





martes, 11 de agosto de 2009

¡Vuelve a tu Creador!


"Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.
Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido" Ro. 1:18-21.

"De hecho, cuando los gentiles, que no tienen la ley, cumplen por naturaleza lo que la ley exige,ellos son ley para sí mismos, aunque no tengan la ley. Éstos muestran que llevan escrito en el corazón lo que la ley exige, como lo atestigua su conciencia, pues sus propios pensamientos algunas veces los acusan y otras veces los excusan. Así sucederá el día en que, por medio de Jesucristo, Dios juzgará los secretos de toda persona, como lo declara mi evangelio." Ro. 2:14-16.

"Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos." Hch. 17:30-31.

¡Nadie tiene excusa! Todos hemos recibido la suficiente revelación como para saber que hay un único y verdadero Dios, y para ser responsables por nuestro pecado ante Él.

Ese único y verdadero Dios nos ordena arrepentirnos y poner nuestra fe en su unigénito Hijo, enviado al mundo a pagar el precio de los pecados de judíos y gentiles.

¡Vuelve a tu Creador!



viernes, 7 de agosto de 2009

Regeneración por decisión - "recibe a Cristo en tu corazón"


Asumimos que el tema en cuestión es bastante complejo dada su extensión casi universal en las iglesias evangélicas de hoy, y su enraizada legitimación en las congregaciones. Con todo, no pretendemos un tratamiento exhaustivo del tema ya que el espacio y el lugar no son los adecuados. Lo que se pretende es trazar líneas generales sobre el tema e invitar al lector a indagar al respecto.

Primero se esbozará una -muy- breve y humilde definición de regeneración para luego, como lo han hecho otros antes que yo, tratar un tema muy similar de forma previa para una mejor comprensión. Al final se desarrollará el asunto de la regeneración por decisión propiamente tal.


1.- ¿Qué es la Regeneración?

La regeneración es la obra sobrenatural realizada por el Santo Espíritu de Dios en el corazón del hombre, que tiene como resultado la transformación total del ser, pasando de un estado de muerte en delitos y pecados a uno de vida en Cristo Jesús. Corresponde al "nuevo nacimiento" del que habla Jesucristo a Nicodemo en Juan capítulo 3. Veamos evidencia bíblica de lo anterior:

"Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" Jn. 3:3.

"Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna" Tit. 3:4-7.

"Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra" Ez. 36:26-27.

Por supuesto, hay más testimonio bíblico al respecto, pero por respeto a su tiempo creo que basta con estos claros ejemplos.

Insistimos en que esta obra es realizada por el Espíritu Santo, es sobrenatural, soberana y tiene como efecto necesario la transformación del ser, una nueva vida en Cristo Jesús, al punto de que la Biblia caracteriza al ser regenerado como una "nueva criatura", es decir, una "nueva creación" (2 Co. 5:17).

2.- Regeneración bautismal

Lamentablemente, esta clara doctrina bíblica se fue degenerando de forma muy temprana en la iglesia, hasta quedar completamente opacada por algo que se transformó en un rito, a saber, el bautismo.

El bautismo es un símbolo de la regeneración que ha ocurrido en el corazón. El agua representa el sepulcro, la muerte, de tal manera que al sumergirse la persona y luego emerger, se simboliza la muerte a uno mismo y al mundo, y el nacimiento o resurrección a una vida nueva de santificación en el Espíritu. Pablo lo explica de esta forma:

"¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?
Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva" Ro. 6:3-4.

En el bautismo se da un testimonio público de la fe que se profesa, y se confiesa la disposición del corazón a vivir una nueva vida, no para satisfacer los deseos propios sino para una contínua adoración al Señor.

Jesucristo ordenó hacer discípulos a todas las naciones, y bautizarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt. 28:19), lo que fue fielmente cumplido por sus apóstoles, quienes bautizaban a los nuevos creyentes apenas éstos manifestaban su fe (Cfr. Hch. 8:12,38; 9:18; 10:47). El tiempo que mediaba entre la profesión de fe y el bautismo era tan inmediato, que fácilmente podemos encontrar en la Biblia que se menciona lo simbolizado a través del símbolo (por ej. Hch. 2:38), es decir, con la palabra "bautismo", se aludía realmente a la fe y el arrepentimiento internos que daban sentido al paso por el agua.

Lo anterior corresponde a una figura lingüística conocida como "metonimia" ("más allá del nombre"), que es definida por el diccionario de la Real Academia Española como "Tropo que consiste en designar algo con el nombre de otra cosa tomando el efecto por la causa o viceversa, el autor por sus obras, el signo por la cosa significada". Demos algunos ejemplos: cuando digo "me gusta la buena mesa" no significa que yo literalmente me coma una mesa, sino que estoy significando que me gusta la buena comida. Lo mismo ocurre cuando se usa el laurel como símbolo de la victoria, o las canas como símbolo de la vejez. Así, el bautismo, que es un símbolo de la salvación, se utilizaba muchas veces para referirse a esta última, entre otras cosas por la inmediatez que existía entre la conversión y el acto de sumergirse en el agua.

Esta situación llevó a un muy temprano error, y las congregaciones efectivamente comenzaron a confundir el símbolo con lo simbolizado, creyendo que el bautismo en sí causa la salvación. Pero veamos lo que nos dice Pedro, que en un principio parece avalar esta creencia, pero después explica que no es así:

"la cual simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en el compromiso de tener una buena conciencia delante de Dios. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo" 1 P. 3:21 (NVI).

En un principio pareciera que sostiene que el bautismo (sumergirse en el agua) nos salva, pero a lo que apunta realmente es al compromiso que hay tras el acto mismo. Aquí tenemos un claro ejemplo de la metonimia antes explicada, es decir, referirse a lo simbolizado a través de su símbolo.

Esta creencia torcida llevó a otro error, que es el bautismo de infantes, creyendo que con eso se los libraría del infierno o del purgatorio (que en la Biblia nunca se menciona, eso es tema aparte). Pero ¿Cómo un infante va a mostrar "el compromiso de tener una buena conciencia delante de Dios" del que nos habla Pedro? El bautismo presupone fe en quien se bautiza, cuestión inexistente en niños que apenas saben hablar y que no tienen la madurez suficiente para entender.

En resumen, la creencia según la cual somos salvos por haber sido bautizados es producto de una confusión, sin embargo muchos hoy descansan en este rito para afirmar que son salvos y que irán al cielo mientras sus vidas reflejan un corazón no regenerado, y por tanto, perdido. Podemos escuchar fácilmente cómo en los funerales se asegura que una persona está en el cielo porque se bautizó, cuando en realidad una persona va al cielo por una obra realizada por Dios a través de su Espíritu en el corazón del hombre, basándose en los méritos de la cruz de Cristo.

Entonces, la "regeneración bautismal":
1.- Reduce la obra del Espíritu Santo a un mero paso por el agua,

2.- Radica la seguridad de la salvación en la realización del rito y no en la obra de Dios,

3.- Rompe con la doctrina bíblica de salvación por gracia a través de la fe y no por las obras (Ef. 2:8-10; Ro. 3:28, etc).

4.- Confunde el símbolo con lo simbolizado.

5.- Desconoce la soberanía de Dios en la salvación. Dios termina obedeciendo al hombre que decide pasar por el agua, o al ministro de culto que rocía al bebé o niño con agua, en vez de ser Él quien decide realizar la obra en el corazón del hombre, como ocurre en la Biblia.

6.- Hace depender la salvación de algo aparte de la obra de Cristo. Para ser salvo se necesita la cruz más mi bautismo.

7.- Hace depender la salvación de alguien aparte de Cristo (se necesita un ministro de culto, o en casos de suma urgencia, a otro bautizado).

Por último, cabe decir que la falsedad de esta doctrina es fácilmente demostrable: basta mirar al número de bautizados, ya sea de niños o siendo adultos. ¿Cuántos de ellos viven como lo haría alguien con un corazón regenerado? Jesús dijo que un árbol bueno dará buenos frutos (Mt. 7:17). Entonces, si la regeneración es producto del bautismo, ¿Por qué la mayoría de los bautizados no vive una vida de santidad y adoración diaria al Señor?

La regeneración bautismal es una absoluta deformación de la doctrina bíblica, y el problema mayor es que millones de personas son víctimas de este engaño.

3.- La Regeneración por Decisión

Una vez explicada la regeneración bautismal, será más rápido y fácil explicar la regeneración por decisión.

Los evangélicos en su gran mayoría ha criticado la regeneración bautismal sostenida por el mundo católico, pero no se dan cuenta de que en su teología han admitido una herejía de igual calibre: la regeneración por decisión. Veamos en qué consiste:

Todos los que hemos asistido a una iglesia evangélica hemos visto la extendida práctica conforme a la cual el Pastor desde el púlpito llama a "tomar una decisión por Cristo", invitando a "repetir una sencilla oración". Veamos un ejemplo de esta oración:

"Señor Jesucristo: Gracias porque me amas y entiendo que te necesito. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Ocupa el trono de mi vida. Hazme la persona que Tú quieres que sea. Gracias por perdonar mis pecados. Gracias por haber entrado en mi vida y por escuchar mi oración según tu promesa" (tomada de este sitio).

Ejemplos de esta oración hay muchos, pero este grafica perfectamente lo que se pretende exponer. La forma puede variar, pero suele haber ciertos patrones generales.

Luego de que la persona ha repetido esta oración, se le asegura: "si fuiste sincero, bienvenido a la familia de Dios, eres salvo". A partir de ese momento se le comienza a llamar "hermano". Luego de unos breves minutos de consejería (en el mejor de los casos) se le deja ir. La inmensa mayoría de las personas que repitieron la oración nunca vuelve a la iglesia, y aún un alto porcentaje de los pocos que vuelven nunca experimentan una transformación en su vida, y siguen viviendo en pecado.

James Adams, en su libro "La regeneración decisoria", nos da un triste ejemplo de lo anterior:

"Un investigador cristiano encuestó en 2003 a una muestra de 'cristianos nacidos de nuevo' (definidos como aquellos que afirman tener una relación personal con Cristo y esperan llegar al cielo porque han aceptado a Jesús). The Wall Street Journal publicó los siguientes resultados:

El 26% de las personas que se consideran nacidas de nuevo opinan que todas las religiones son esencialmente iguales, el 50% cree que una vida de buenas obras puede conducir a una persona al Cielo, el 45% no cree en la existencia de Satanás, solo el 35% cree que Jesús resucitara (sic) físicamente de entre los muertos (a pesar de Romanos 10:9), el 52% no cree que el Espíritu Santo sea una entidad viva, el 33% acepta los matrimonios del mismo sexo, y el 39% considera moralmente aceptable que las parejas convivan juntas antes del matrimonio" (James Adams, La regeneración decisoria, Capítulo 3, Ed. Peregrino, 1° edición, 2005, USA, p. 34).

Esto no es más que el reflejo de un terrible error que está produciendo tantos o más falsos convertidos que en el mundo católico con los bautismos. Ante esto se dice "son salvos, pero les falta discipulado", o "son salvos, pero deben congregarse". ¿Por qué se insiste tanto en que son salvos? Porque hicieron la oración. En eso descansa su confianza. Tal como en el caso del bautismo, la salvación se reduce a la celebración de un rito, que en este caso es repetir la oración.

El problema es que para mantenerlos en la iglesia se debe recurrir a métodos mundanos para captar su atención y así impedir que dejen las bancas vacías. Es así como surge la exagerada importancia que se atribuye a la música y al entretenimiento en las congregaciones actuales, las obras de teatro, los café concert, las olimpiadas, y un sinfín de artilugios de humana sabiduría para "atraer" a la gente. Y así se va desaguando la doctrina hasta terminar en lo que hoy escuchamos desde el púlpito, un evangelio diluído y sin poder.

De esta forma, tal como en la regeneración bautismal, podemos encontrar los puntos críticos de la regeneración por decisión:

1.- Omite referencia a la obra regeneradora y sobrenatural del Espíritu Santo, reduciendo la salvación a "repetir la oración con sinceridad". La salvación se vuelve un rito, la mera repetición de una forma.

2.- La seguridad de la salvación no está en la obra santificadora del Espíritu, sino en la sinceridad con que se hizo la oración.

3.- Da la falsa idea de que el arrepentimiento es algo que se hace una vez en la vida, y para justificar la salvación mira hacia el pasado, al momento en que se hizo la oración, en vez de mirar al presente, al crecimiento en santidad a través de la obra del Espíritu. Algunos incluso recuerdan celosamente la fecha y la hora en que repitieron la oración y "fueron salvos".

4.- Centra la salvación en el hombre y su voluntad (su "decisión"), en vez de centrarse en Dios y su obra soberana en el corazón del hombre.

5.- Se basa en la malinterpretación de versículos bíblicos. El versículo más comúnmente malinterpretado es Ap. 3:20 "Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo". Lo cierto es que este versículo en su contexto no está dirigido a incrédulos, sino a la iglesia, por lo que su utilización en evangelismo es abiertamente incorrecta.

6.- Muestra a un Cristo mendigo y humillado que anda golpeando de puerta en puerta antes que a un Cristo sentado en su trono, glorificado esperando a que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies (He. 10:13).

7.-Tiene como consecuencia el surgimiento de un evangelio diluído y humanista, para mantener a los falsos convertidos fijos en las bancas de la iglesia.
8.- Promueve la introducción de la psicología a la doctrina, convirtiéndose en una fuente de conocimientos y recursos para "motivar" decisiones por Cristo.

9.- Cambia el mandato bíblico de arrepentirse y creer en el evangelio por una simple invitación a "recibir a Cristo".

10.- No tiene raíz en el cristianismo histórico. Antes del s. XX nunca se evangelizó de esta forma; es decir, la iglesia primitiva y los reformadores no conocieron esta oración.


Así podríamos seguir y seguir enumerando la desgracia de esta herejía destructora que tanto daño ya ha causado en el mundo cristiano, y que si no se detiene puede seguir demostrando su poderío corrosivo. Es importante que nos demos cuenta de que esta doctrina es tan errónea como la regeneración bautismal, y que en la práctica tiene los mismos efectos.

Tan extendida está que hoy muchos consideran que la iglesia que no realiza este rito no evangeliza, o que una prédica no está completa si al final no se hace un llamado a "recibir a Cristo".

Corresponderá a cada lector seguir indagando y profundizando sobre este tema, por mi parte ruego a Dios que nos conceda discernimiento y nos libre del falso evangelio que conduce a la destrucción.

¡MIRAD QUE NADIE OS ENGAÑE!

PS: si persistes con dudas sobre esta doctrina o sobre la regeneración bautismal, te invito a comentar este artículo o escribir un correo a doctrina.biblica@gmail.com
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Los dejo con una serie de videos relacionada con el tema, elaborada por el hermano Mariano Godoy (cristosoberano en youtube) para este blog. Agradecemos su tiempo y dedicación.



Parte I



Parte II



Parte III



Parte IV