domingo, 27 de diciembre de 2009

Mensaje de Navidad


Aunque la fecha ya pasó y parezca un tanto retrasado, me pareció importante compartir con uds. este mensaje del Pastor MacArthur sobre lo realmente importante en Navidad: no es la familia, ni los niños, ni un ambiente de paz y amor, sino Jesucristo mismo.

Que Dios los bendiga y Feliz Navidad.

domingo, 13 de diciembre de 2009

¿Conoces a Dios?


"El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida"

Así de simple, así de sencillo. Quien tiene al Hijo gozará de la vida eterna, y quien no le conoce, sigue en sus pecados y por tanto en su muerte espiritual.

No hay otra fe verdadera más que aquella que se deposita en Cristo, y en el Cristo de la Palabra. Musulmanes, budistas, ateos, agnósticos y apóstatas tienen un destino común, que es recibir la ira eterna de Dios. Esto no lo digo para que nos quedemos espantados, sino para que nos motivemos aun más a expandir el evangelio sin temor, sabiendo que Dios es quien dará el crecimiento (1 Co. 3:7).

Esto porque sólo a través de Cristo tenemos acceso y reconciliación con el Padre celestial:

"Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" Jn. 14:6

"Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" 1 Ti. 2:5

"Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo" 1 Jn. 2:1

Ni María, ni los santos, ni nuestros parientes fallecidos pueden concedernos favores desde el cielo. El único que intercede ante Dios por nosotros es Jesucristo el Justo, ya que fue el único que cumplió a la perfección la ley y pagó su precio: la muerte, que en este caso implicó recibir la ira eterna de Dios por los pecados de su pueblo.

Que conocer a Dios sea nuestro máximo y supremo objetivo en esta vida. De otra forma, la habremos desperdiciado. El Señor tenga misericordia. Amén.

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Comparto con uds. un mensaje de John Piper publicado por Volvamosalevangelio.


jueves, 26 de noviembre de 2009

Reflexiones sobre el Tribunal de Cristo - Leonard Ravenhill

Comparto con uds. este video, que nos recuerda la realidad de que toda obra será llevada a juicio, y que debemos vivir con la convicción de que cada acto y cada pensamiento lo estamos haciendo ante un Dios que todo lo sabe y lo escudriña hasta lo más profundo.

"Si ante el Señor están el sepulcro y la muerte,
¡cuánto más el corazón humano!" Pr. 15:11

Dios tenga misericordia de cada uno de nosotros y nos transforme día a día en nuevas criaturas.
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Video originalmente subido por braveheartedthots, y corresponde al audio de el presente video. Las imágenes y los subtítulos corren por mi cuenta. Toda la gloria sea para nuestro Dios.


miércoles, 18 de noviembre de 2009

Cuando Dios abandona una nación


Muchas veces perdemos de vista que Dios es soberano incluso sobre las naciones, y que Él es quien dirige el devenir de la historia. Es Él quien establece a las autoridades de cada nación, y Él quien dirige las guerras levantando y derrocando reyes:


"Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos" Ro. 13:1-2.

"Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré mi espada en su mano; y quebraré los brazos de Faraón, que delante de él gemirá con gemidos de un mal herido" Ez. 30:24.

Ahora, alguien podría decir: "Espera un minuto, actualmente estamos en democracia y nosotros somos los que elegimos", pero esto no es efectivo. Dios puede poner en nosotros el hacer lo que Él quiere:

"porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso..." Ap. 17:17.

Es hora de que aprendamos que Dios es soberano. Pero, ¿A qué voy con todo esto? Lo que trato de decir es que Dios no ejecuta su voluntad sólo en individuos, sino que también en naciones completas. Todo está bajo su voluntad. Aunque Jacob y Esaú eran sólo individuos, el Señor había determinado que de ellos surgieran dos naciones, a saber, Israel y Edom, trazando dos destinos distintos para cada una: "Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí" (Mal. 2-3).

Por eso mismo, cuando una nación es necia y persiste en la exaltación del pecado y el aborrecimiento de Dios, este último puede abandonar a esa nación.

"Entonces me dijo: La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es grande en extremo, la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de perversión; porque dicen: "El SEÑOR ha abandonado la tierra, el SEÑOR nada ve."
Mas en cuanto a mí, tampoco mi ojo tendrá piedad, ni yo perdonaré, sino que haré recaer su conducta sobre sus cabezas" Ez. 9:9-10.

Es más, cuando Dios abandona una nación aquellos que están encargados de guiar al pueblo ya no tienen respuestas:

"y buscarán respuesta del profeta, mas la ley se alejará del sacerdote, y de los ancianos el consejo" Ez. 7:26.

Incluso se habla de que hay pecados que contaminan la tierra, pero que extrañamente en la actualidad son objeto de respeto y tolerancia (trata la homosexualidad y el bestialismo, ver pasaje en su contexto):

"No os contaminéis con ninguna de estas cosas, porque por todas estas cosas se han contaminado las naciones que voy a echar de delante de vosotros.
Porque esta tierra se ha corrompido, por tanto, he castigado su iniquidad sobre ella, y la tierra ha vomitado a sus moradores" Lv. 18:24-25.

Por tanto, es preciso predicar a nuestra nación que se arrepienta de sus pecados, en vez de exaltar al hombre y su autoestima con predicaciones insípidas y simplonas. Debemos tener certeza de que Dios puede esconder su rostro de una nación, y cuando eso ocurre solo desgracia y desastres habrá por delante. Basta leer la historia de Israel para percatarse de esto.

Que Dios tenga misericordia de todos nosotros, y su gracia nos preserve de toda mala obra hasta su venida. Amén.

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Ahora los dejo con una predicación de John MacArthur al respecto. Video de TruthCrossing, subtitulación de VolvamosAlEvangelio.


martes, 10 de noviembre de 2009

¡Cuidado con la IGLESIA EMERGENTE!


Uno de los más grandes peligros que actualmente acecha a las congregaciones cristianas es la denominada "Iglesia Emergente". Tienen otros nombres como "Post-conservadores", "Post-evangélicos" y "Post-protestantes", y aunque no gusten de ser clasificados o "institucionalizados", podemos reconocer fácilmente algunas de sus perniciosas características:

1.- Huída de la razón o renuncia a la verdad: la iglesia emergente, como ellos mismos sostienen, refleja la cultura actual, que está enmarcada en lo que se denomina postmodernismo. Si el "modernismo" estuvo marcado por una confianza absoluta en la razón como medio para encontrar la verdad, el "postmodernismo" perdió por completo dicha confianza, resignándose a simplemente reconocer que no podemos acceder a la verdad. Así, se dice que "cada uno tiene parte de la verdad", o que "cada uno tiene su verdad", y no tenemos cómo demostrar que uno u otro está en lo correcto. Por ello, lo importante ahora no es predicar la verdad -lo que es visto como arcaico y pasado de moda-, sino conversar, dialogar, ya que así podemos construir una verdad con los pedazos de ella que cada uno posee (como un rompecabezas). Es decir, es una filosofía constructivista, se cree que entre todos los miembros de la congregación se puede aportar para llegar a una conclusión válida.

Francis Schaeffer, un pensador cristiano, caracterizó esto como una "huída de la razón", ya que se da el absurdo de que dos personas pueden creer algo totalmente opuesto entre sí, pero al mismo tiempo ponerse de acuerdo en que ambas creencias son "verdades" de forma simultánea. En palabras simples, yo puedo decir "el cielo es azul", mientras tú dices "el mismo cielo que tú describes como azul, en realidad es amarillo". Siendo afirmaciones excluyentes, que no pueden ser ciertas al mismo tiempo, en el marco del postmodernismo ambos nos ponemos de acuerdo en que son "verdades". Esto claramente es ridículo, y Schaeffer es muy acertado al catalogarlo como "huída de la razón".

Esta misma lógica es la que sigue la "Iglesia Emergente", una simple huída de la razón. Por otra parte, ¿Qué dice la Biblia?:

"No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta" Ro. 12:2

"sigan luchando vigorosamente por la fe encomendada una vez por todas a los santos" Jud. 3

2.- Diálogo como máxima: para ellos la afirmación de que sólo existe una verdad indiscutida que debe ser enseñada por los ancianos de la congregación y aceptada por los oyentes es insultante. Gustan de conversaciones, discusiones, debates... lo importante es dialogar, ya que confían mucho en su inteligencia y en su "valor interior". Creen que pueden aportar a las Escrituras, e incluso disentir de ellas; ya que la verdad en su concepto es dinámica, y, como buenos post-modernos, postulan que nadie tiene acceso a ella.

Sin embargo, ¿Qué dice la Biblia?:

"Necio es el que confía en sí mismo" Pr. 28:26

"Nada hay tan engañoso como el corazón.
No tiene remedio.
¿Quién puede comprenderlo?" Jer. 17:9

Contrariamente a estos apóstatas, la Biblia sostiene que el corazón humano es engañoso y vil, y que no se puede confiar en él.

3.- Sincretismo cultural y ecumenismo: Esto viene como consecuencia de lo anterior. Se cree que en otros credos hay parte de verdad, ya que se trata de experiencias genuinas de adoración del hombre. No se ve como el producto de un corazón corrupto (como lo ve la Biblia en Ro. 1:21-23). Por ello, se dialoga con estas religiones, se toma parte de su ideología y su trasfondo cultural, y se trata de mezclar con lo que ellos entienden como cristianismo.

Por otra parte, ¿Qué dice la Biblia?:

"—Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí" Jn. 14:6

"El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida" 1 Jn. 5:12

4.- Antropocentrismo: esta ideología se centra en el hombre y sus supuestas necesidades. Busca satisfacer sus intereses, cumplir sus sueños y anhelos. Todo está centrado en el ser humano, y en poder atraer (otro concepto clave) a más personas a que asistan a sus "reuniones" (a las que no les gusta denominar "cultos", porque les parece un concepto muy tradicional). Es interesante que ya no realicen "cultos". Esto revela que su centro no está puesto en Dios, y las reuniones no tienen ya más como objetivo rendir tributo y gloria al Señor.

Este es quizá una de las mayores puertas de entrada para la "Iglesia Emergente" en las congregaciones actuales. El anhelo por atraer a toda costa, por ser relevantes, ha traído como consecuencia una dilusión en la doctrina, y una adaptación al corazón corrupto del hombre.

Por mi parte, nuevamente hago eco de las palabras del Apóstol: "No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta" (Ro. 12:2).

5.- Énfasis en la experiencia personal, sobre todo sensorial: estas "iglesias" se deleitan en experimentar, sobre todo con los sentidos. Por eso gustan de experiencias místicas, trances, olores, sensaciones. Se centran en eso, catalogando estas expresiones religiosas como adoración genuina sin ningún análisis bíblico.

Este énfasis los ha hecho amistarse con religiones orientales como el yoga (sí, es una religión), y métodos como el reiki y meditaciones trascendentales.

Por otra parte, la Biblia dice:

"Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad" Jn. 4:24 (negritas añadidas).

¿Y cúal es la verdad?

"Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad" Jn. 17:17 (negritas añadidas).

6.- Desprecio por las Escrituras: como toda herejía, se caracteriza por un desprecio de las Escrituras. Se las considera insuficientes, ya que los asistentes a estas reuniones creen -como ya se dijo- que pueden construir la verdad entre todos, con sus propios razonamientos y experiencias.

Además, aquellos pasajes que van en contra de la cultura actual son tomados como expresiones del trasfondo ideológico de la época en que fueron escritas (por ejemplo lo dicho respecto del rol de la mujer en la familia y en la iglesia).

Para ellos la verdad es dinámica, al igual que la forma de adoración. Cada uno llega a Dios como le parezca. Es por eso que ellos mismos reconocen que no saben adónde llegarán.

7.- Afán por ser relevantes a los ojos del mundo: este movimiento nació con una preocupación legítima por aquellas personas que estaban abandonando las congregaciones. El problema fue que la solución escogida fue nefasta: tratar de ganar al mundo a través de parecerse a él. De ahí vienen las doctrinas de "la vida con propósito", y la urgencia de muchos "artistas cristianos" por ganar premios seculares como Grammys o Billboards. Quieren destacarse, ser relevantes ante el mundo, para así poder -según ellos- alcanzar a más personas con el mensaje. El problema es que este mensaje es finalmente escondido en esas instancias, y ni siquiera se escucha una palabra sobre arrepentimiento y necesidad de nacer de nuevo.

Por el contrario, la Biblia dice:

"No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta" Ro. 12:2

"¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo" Gá. 1:10

"¡Ay de ustedes cuando todos los elogien!
Dense cuenta de que los antepasados de esta gente trataron así a los falsos profetas" Lc. 6:26

"Si fueran del mundo, el mundo los querría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece" Jn. 15:19


En fin, podríamos seguir enumerando características pero creo que esas son las fundamentales. Lo importante es estar conscientes del peligro que este movimiento encarna, y encontrarnos apercibidos de que muchos de los llamados "cantantes cristianos" ya se han sumado gozosos a esta iniciativa demoniaca, instalando sus propias "iglesias emergentes".

Insto a cada uno de los que leyeron este artículo a luchar por que en sus congregaciones no se instale esta ideología satánica. Tengan presente que una de las principales formas que tiene esta herejía de instalarse en las iglesias es a través de la música. CUIDADO con los "cantantes cristianos" que escuchan y que utilizan en sus cultos, ya que pueden estar introduciendo estas ideas a través de las canciones.

Que la gracia de Dios esté con cada uno de uds., y que el Señor nos conceda discernimiento y valentía para luchar contra esta manifestación de apostasía. Amén.

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Ahora los dejo con un video subido por kuikomaster, que consiste en un reportaje de un noticiero sobre la Iglesia Emergente. Agradecemos su trabajo.

lunes, 26 de octubre de 2009

El Evangelio para todos: William Tyndale

En una época en que el Evangelio era monopolizado por algunos, cuando las Escrituras sólo podían ser leídas por cierto grupo de personas, hombres como William Tyndale son instrumentos de Dios para hacer llegar las buenas nuevas a todos los hombres.

Pese a que lo que arriesgaba era la vida, se entregó por entero a traducir la Biblia al inglés, para que Inglaterra pudiera ser alcanzada para Jesucristo. Como es evidente, no se puede predicar el Evangelio en un idioma que no entiende el oyente, ya que así no se cumple lo dicho en las Escrituras:

"Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios" Ro. 10:17

Para consultar una biografía de William Tyndale entre aquí.


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Ahora los dejo con una película sobre su vida y su labor. Pueden encontrar el resto de la película en el canal de realrevelation007. Le agradecemos su publicación.


lunes, 19 de octubre de 2009

Menospreciar a Cristo


"Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente" Mt. 22:37.

"Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles" Lc. 9:23-26.

¿Cuántas veces menospreciamos a Cristo? Ciertamente muchas, baste con decir que lo hacemos cada vez que no lo amamos como se merece. ¿Quién puede decir que en su vida no ha menospreciado al Hijo de Dios?

Lo menospreciamos cuando no lo ponemos en primer lugar; cuando nuestros esfuerzos se destinan a otra cosa que no sea adorarlo reverentemente; cuando pecamos, prefiriendo los placeres de este mundo antes que la comunión con Él y su gloria eterna; cuando vivimos como si no existiera; cuando no dependemos de Él en cada bocanada de aire que tomemos; cuando nuestro día comienza y no lo consagramos a Él; lo menospreciamos cuando falta la fe y tememos por lo que ocurra en el mañana; cuando nos avergüenza confesarlo delante de la gente; cuando no damos testimonio en nuestra vida de lo que decimos profesar; cuando nos distraemos en asuntos intrascendentes en vez de adorarlo; cuando minimizamos la importancia de la verdad bíblica y preferimos la "unidad", que no es más que hipocresía y falsedad; cuando decimos que las Escrituras no son suficientes; cuando creemos tener parte en nuestra salvación y descansamos en nuestros propios méritos para agradar a Dios; lo menospreciamos cuando dejamos de orar y leer la Biblia, creyendo que podemos vivir de esa forma; cuando murmuramos contra un hermano, aun sabiendo que es parte del mismísimo cuerpo de Cristo; cuando amamos solo de palabra y no de hecho; cuando deseamos realizar nuestros sueños en vez de someternos únicamente a su voluntad; cuando creemos en la autoestima antes que en la Cristoestima; cuando nos preocupamos del desarrollo del yo en vez de crecer en el conocimiento de Jesucristo; en fin, seguramente podría seguir hasta el infinito con situaciones en las que menospreciamos a Cristo.

Me declaro culpable de caer en muchos de estos casos, y no puedo más que lamentarme ante esto y rogar a Dios por misericordia. Si no fuera por su gracia, ¿Quién podría permanecer en pié?

Exhorto a todo aquel que esté leyendo estas líneas a arrepentirse por menospreciar a Cristo, y rogar a Dios por misericordia, para que su Espíritu Santo nos de la gracia a fin de dar al Señor la gloria que se merece, exaltando a Cristo como lo supremo en nuestras vidas. Para esto fuimos creados, y si rehuímos hacerlo, no sólo viviremos existencias carentes de todo sentido, sino que además sufriremos la muerte eterna, ya que la misma ira de Dios estará sobre nosotros (Jn. 3:36).

Con todo, no temamos tanto la ira eterna como el hecho en sí de no glorificar a Cristo como se merece. Antes que horrorizarnos ante el infierno (que por cierto es algo que sí debemos hacer), debe llenarnos de pavor el desagradar a Dios y perder la comunión con Él.

Que el Señor se apiade de nuestra debilidad y ponga en nosotros tanto el querer como el hacer (Fil. 2:13). Amén.

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Los dejo con un extracto de la predicación "Menospreciar a Cristo", de Charles Haddon Spurgeon. El audio completo lo pueden encontrar aquí.


viernes, 16 de octubre de 2009

¡No desperdicies tu púlpito!

"Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado" 1 Co. 2:2.

Cuántos predicadores de hoy desperdician el privilegio de exhortar la verdad bíblica en sus púlpitos, cambiando el mensaje divino por asuntos "más atractivos". Dicen creer en la inspiración de las Escrituras, pero a la hora de elaborar su predicación prefieren saturarla de citas de psicólogos, revistas, películas o anécdotas insípidas que para nada aprovechan.

¿Por qué ocurre esto? ¿Qué los motiva a dejar de lado la revelación que el mismo Dios dejó a la humanidad, prefiriendo el producto de la mente humana caída?

Aquellos predicadores que tienen la Biblia de adorno en el púlpito, y que estiman mejor entretener a su congregación con otras cosas a su juicio más atractivas, deben tener presente que están contribuyendo a la apostasía de sus auditores, dejándolos en la más absoluta incapacidad de distinguir entre la verdad y el error.

La desastrosa situación doctrinal que vive la mayoría de las congregaciones hoy en día es nada más que el fruto de años -quizá décadas- de ausencia de predicación bíblica. Por lo mismo, exhorto a quienes tienen tribuna en un púlpito a que no lo desperdicien, sino que por el contrario, prediquen la verdad bíblica como si fuera el último mensaje que tengan la oportunidad de entregar.

Que el Señor tenga misericordia y conceda arrepentimiento a los predicadores que en este momento están desperdiciando su púlpito. Amén.

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Los dejo con un mensaje del Pastor John Piper, llamado justamente "No desperdicies tu púlpito". El video fue subido por DesiringGodIO.


martes, 6 de octubre de 2009

Doctrina de la Inhabilidad Absoluta del Hombre


"y no queréis venir a mí para que tengáis vida" Jn. 5:40

Este versículo, entre muchos otros, ilustra lo que se ha denominado como "Depravación total del hombre", o como algunos la llaman actualmente, "Inhabildad Absoluta del hombre". Esta doctrina nos dice que el hombre es absolutamente incapaz de buscar a Dios por su propia voluntad, ya que en su estado de criatura caída su corazón está completamente esclavizado al pecado (Jn. 8:34). Luego, sus deseos también estarán inclinados al pecado, y será por tanto aborrecedor de Dios en su estado natural (Ro. 1:30; Tit. 3:3; Col. 1:21).

La Biblia sostiene la depravación total del hombre, y por tanto su incapacidad absoluta para escoger a Dios sin que éste último realice previamente una obra espiritual en que transforme su naturaleza caída. En términos bíblicos, le deben ser dados “oídos para oír”, y se le debe conceder de parte de Dios el arrepentirse y creer.

Por cierto, es necesario aclarar que el hombre sí fue creado con la libertad de escoger a Dios o al pecado. Lo que sometió al hombre a la esclavitud del pecado y por tanto una depravación total de su ser es precisamente el hecho de haber escogido el pecado antes que obedecer a Dios, pudiendo haberlo hecho. Es el estado de criatura caída lo que pulverizó nuestra capacidad natural para escoger obedecer a nuestro Creador, siendo necesario que este último realice una transformación en el corazón del hombre mediante la obra santificadora del Espíritu Santo (I P. 1:2; Tit. 3:5; Ef. 2:5-6).

De otro lado, aunque Adán no fue predestinado a pecar, esta acción no escapó del conocimiento de Dios, quien la permitió y consintió en su acaecimiento, pese a no haberla determinado. En el universo de un Dios soberano, todo acontecimiento debe ser permitido por Él. De otra forma habría algo que escapa a su control, y eso es inconcebible para el Dios de las Escrituras.

Hechas estas aclaraciones, veamos otros versículos en que se demuestra palmariamente la depravación total del hombre:

“Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron” (Ro. 5:12 NVI).

“Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre” (Sal. 51:5 NVI).

“Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad” (I Jn 1:8 NVI).

"el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud" Gn. 8:21

"Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" Jer. 17:9


En los pasajes recién citados se expone la esclavitud del hombre al pecado. Somos concebidos en pecado y durante nuestra vida cometemos transgresiones a cada momento, siendo imposible negar tal situación. Cualquiera de estas transgresiones por sí sola significa violar toda la ley de Dios, dado que “... el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda” (Stg. 2:10 NVI). En este sentido, nos encontramos en una esclavitud ineludible respecto del pecado, y es un hecho que dicha servidumbre afecta todo nuestro ser, incluyendo nuestra voluntad, como lo ilustran los siguientes versículos.

“En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos. Como los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios” (Ef. 2:1-3 NVI, cursivas nuestras).


“En otro tiempo también nosotros éramos necios y desobedientes. Estábamos descarriados y éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres. Vivíamos en la malicia y en la envidia. Éramos detestables y nos odiábamos unos a otros” (Tit. 3:3 NVI).

“Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría. Por estas cosas viene el castigo de Dios. Ustedes las practicaron en otro tiempo, cuando vivían en ellas. Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno” (Col. 3:5-8 NVI).

“[…] como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer. Se han llenado de toda clase de maldad, perversidad, avaricia y depravación. Están repletos de envidia, homicidios, disensiones, engaño y malicia. Son chismosos, calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios y arrogantes; se ingenian maldades; se rebelan contra sus padres; son insensatos, desleales, insensibles, despiadados. Saben bien que, según el justo decreto de Dios, quienes practican tales cosas merecen la muerte; sin embargo, no sólo siguen practicándolas sino que incluso aprueban a quienes las practican” (Ro. 1:28-32 NVI, cursivas añadidas).

Después de todo esto la pregunta es: ¿Puede una criatura sumida en tal naturaleza responder positivamente al evangelio sin una obra previa del Espíritu Santo que transforme su corazón pecaminoso? ¿Puede la misma criatura expuesta en los textos buscar a Dios por sí misma?

El hombre es tan capaz de darse cuenta de su paupérrimo estado como el pez es capaz de percatarse de que está mojado. Nuestro entendimiento natural es incapaz de comprender el evangelio sin la obra santificadora del Espíritu Santo. Tal como no podemos llegar a la Luna caminando desde la tierra, es imposible que de nuestro corazón corrupto brote la fe genuina. Es necesario primero que “el Hijo nos liberte”, como se ha expuesto en las citas.

“Pero si nuestro evangelio está encubierto, lo está para los que se pierden. El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Co. 4:3-4 NVI).

“El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente” (I Co. 2:14 NVI).

Para referirse al que no tiene el Espíritu (“el hombre natural”), en el griego se utiliza el término “ψυχικς” (psiquikós), en oposición al hombre “espiritual”, donde se utiliza el vocablo “πνευµατικς” (pneumatikós), que proviene de “πνευµα” (pneuma), que a su vez puede significar tanto “espíritu” como “viento” o “aire”.

Este pasaje deja en claro que el hombre en su estado natural o “psíquico”, no puede entender las cosas espirituales. Está inhabilitado para ello, no forma parte de sus capacidades naturales, y es imposible adquirirla por medios humanos (vv. 6, 13). Por el contrario, es Dios quien ha de darnos entendimiento:

“Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido […]

Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo” (I Co. 2:12, 16 NVI).

“Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras” (Lc. 24:45 NVI). Ver también v. 31.

“Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo” (Hch. 16:14 NVI).

“También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero” (I Jn. 5:20a NVI).

“—De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús” (Jn. 3:3 NVI, cursivas nuestras).

Cuando afirmamos que el hombre natural tiene como facultad el escoger libremente a Cristo, estamos diciendo que un hombre que no ha nacido de nuevo (“νωθεν”, “ánothen”, lit. “desde arriba”) puede ver (entiéndase “con ojos para ver”) y escoger al Rey que tiene el reino como posesión, lo que es absolutamente imposible. En términos de Ezequiel 36:26-27, se estaría diciendo que el corazón de piedra se vuelve corazón de carne sin la obra de Dios, sino por voluntad humana.

“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera […]

Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero […]

Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero […]

Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre” (Jn. 6:37, 39, 44, 65 RVR).

El pasaje anterior es uno de los más reveladores en cuanto a la incapacidad natural del hombre para ir a Cristo, a menos que el Padre haga la obra. Por ello, merece un análisis pormenorizado:

a) Contiene un negativo universal, cual es, “ninguno”. Es la traducción de la palabra griega “οδες” (“oudeís”), que es exactamente la misma que utiliza Jesús en Jn. 14:6 cuando dice “nadie viene al Padre, sino por mí”. De esta forma, tal como nadie puede ser salvo sino por Jesucristo, ninguno puede venir a Cristo si el Padre no le trajere.

b) “Ninguno puede”. La palabra griega para “puede” es “δύναται” (dúnatai), y se refiere a la capacidad, habilidad o aptitud para algo. Es decir, se está afirmando en este pasaje que nadie tiene la capacidad –o nadie es apto- para ir a Cristo.

c) “si”, o “a menos que”. Es una cláusula de excepción, es decir, introduce una excepción. En este caso, Jesús establece un prerrequisito para que alguien pueda ir a Él, una condición sine qua non, una cosa cuya ocurrencia es necesaria para que otra cosa pueda acontecer.

d) Lo que tiene que acontecer es que le sea dado del Padre (v. 65), o que el Padre le traiga (v. 44), que para estos efectos es lo mismo. Es el Padre quien debe habilitar o capacitar al hombre para que pueda ir a Cristo. La palabra griega usada en el v. 44 para “traiga” es una conjugación del verbo “λκύσω” (helkyso), que significa literalmente “compeler mediante superioridad irresistible”. Para ilustrar sobre la fuerza del concepto, veamos en qué otros pasajes se utiliza el mismo verbo (se destacará en cursivas):

“¡Pero ustedes han menospreciado al pobre! ¿No son los ricos quienes los explotan a ustedes y los arrastran ante los tribunales?” (Stg. 2:6 NVI).

“Cuando los amos de la joven se dieron cuenta de que se les había esfumado la esperanza de ganar dinero, echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza, ante las autoridades” (Hch. 16:19 NVI).

“—Tiren la red a la derecha de la barca, y pescarán algo.

Así lo hicieron, y era tal la cantidad de pescados que ya no podían sacar la red” (Jn. 21:6 NVI).

¡La palabra utilizada en Jn. 6:44 es la misma que en otros versículos se traduce “arrastrar”! ¡La misma fuerza y vehemencia que se utiliza para arrastrar a un reo a tribunales, o la que se utiliza para sacar una red llena de peces desde el mar es la que tiene que ejercer Dios en el hombre para que pueda ir a Cristo!

Este solo pasaje basta para terminar para siempre con la doctrina del libre albedrío. Aceptar las implicaciones de esta última equivale a decir que lo que afirma este pasaje es mentira, al igual que todos los citados hasta el momento. Como dato curioso, cabe hacer notar que en la actualidad, si alguna persona comete un delito bajo una fuerza como la utilizada por Dios para atraer a alguien a Cristo, lo más probable es que sea declarado inocente, puesto que su acción no es considerada libre por el ordenamiento jurídico. Tal persona equivale a un objeto inanimado, puesto que su voluntad no tuvo concurrencia alguna en el hecho.

Entonces, el prerrequisito para la salvación es la obra santificadora del Espíritu Santo, que es condición necesaria para la fe. Lo que nos habilita para ir a Cristo es la obra de gracia del Padre, nunca será la obra de la carne. Así se ve confirmado por los siguientes pasajes:

“Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Jn. 3:6 RVR).

“Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.

Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.

Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Ro. 8:5-7 RVR, cursivas nuestras).

Decir que podemos elegir a Cristo sin una obra previa y soberana del Espíritu es equivalente a decir que no sólo podemos agradar a Dios desde la carne (lo que ya contradice el texto), sino que obtenemos salvación eterna mediante una decisión que tomamos en la carne ¡Pero la Biblia nos dice que en la carne no nos podemos sujetar a la ley de Dios, ni tampoco podemos agradarle! Es la obra del Espíritu la que nos habilita para pensar en las cosas del Espíritu y la que nos permite agradar a Dios. Así, dice el v. 8 “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”. A Él exclusivamente corresponde toda la gloria de nuestra salvación.

En suma, y en relación con todo lo dicho anteriormente, esto es lo que declara la Biblia respecto del hombre natural:

“Ya hemos demostrado que tanto los judíos como los gentiles están bajo el pecado. Así está escrito:
«No hay un solo justo, ni siquiera uno;
no hay nadie que entienda,
nadie que busque a Dios.
Todos se han descarriado,
a una se han corrompido.
No hay nadie que haga lo bueno;
¡no hay uno solo!»
«Su garganta es un sepulcro abierto;
con su lengua profieren engaños.»
«¡Veneno de víbora hay en sus labios!»
«Llena está su boca de maldiciones y de amargura.»
«Veloces son sus pies para ir a derramar sangre;
dejan ruina y miseria en sus caminos,
y no conocen la senda de la paz.»
«No hay temor de Dios delante de sus ojos.»” (Ro. 3:9-18 NVI, cursivas nuestras).

Después de estos diáfanos pasajes, quien afirme que el hombre puede buscar a Dios por sí mismo en su naturaleza corrompida, sin una obra previa santificadora por parte del Espíritu Santo, que brinde entendimiento sobre los asuntos espirituales y conceda el arrepentimiento verdadero y la fe genuina, debe tener claro que está contradiciendo texto expreso, y debe asumir que se ha apartado de la verdad escritural. Los textos han hablado por sí solos.


lunes, 28 de septiembre de 2009

¿Cómo me arrepiento?


Muchos batallamos por descubrir cuál es el verdadero arrepentimiento. A veces, de tanto esperar una especie de evento místico en que se abra el cielo y una luz celestial nos ilumine y nos transforme, perdemos el gozo de la salvación y centramos la vista en nosotros y nuestro pecado, sacándola de Cristo y su obra redentora.

Es cierto, debemos lamentarnos por nuestro pecado y hemos de tener consciencia de nuestra total indignidad e inmerecimiento de toda bendición de parte de Dios, pero a la vez se nos llama a tener fe en que Jesucristo puede liberar de pecado a todo aquel que clame en necesidad. Si Dios mismo nos ofrece su infinita gracia, gracia que por lo demás costó nada menos que la muerte de su amado Hijo, ¿Quiénes somos nosotros para no aceptarla?

Llamo a todo aquel que se siente esclavo del pecado, a todo el que vea sus muñecas cubiertas de pesados grilletes de hierro, a todo el que no puede avanzar porque su carga es demasiado pesada a DESCANSAR EN LA OBRA REDENTORA DE JESUCRISTO, renunciando a agradar a Dios en sus propios méritos y esfuerzos. El arrepentimiento verdadero mira a la justicia de Cristo, no a la justicia propia, que ante Dios no es más que trapos de inmundicia (Is. 64:6).

Fue Él quien dijo: "si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres" (Jn. 8:36).

No esperemos que el cielo se abra frente a nosotros para arrepentirnos, antes bien clamemos a Dios rogando por liberación, y aguardemos su salvación:

"todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo" Ro. 10:13

"Y el que creyere en él, no será avergonzado" Ro. 9:33

Que el Señor nos haga abundar en conocimiento de su Hijo Jesucristo, y nos preserve de toda obra mala hasta su regreso en gloria y potestad.

Bendiciones

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Los dejo con un mensaje muy recomendable del Pastor Tim Conway, de Grace Community Church, San Antonio, Texas. Video subido por www.illbehonest.com, editado y subtitulado por quien escribe.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Whitefield: Un ejemplo de verdadera piedad


"Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar" 1 Tim. 5:17

En tiempos en que la mayoría de los pastores (sinónimo de "anciano" y de "obispo") piensan en acortar al máximo sus sermones, ya sea para no aburrir a quienes llenan sus bancas, o derechamente porque no conocen bien las Escrituras; el ejemplo de Whitefield alumbra como un destello en las tinieblas.

George Whitefield fue un ministro de la Iglesia de Inglaterra, siendo una figura prominente del movimiento metodista (denominado así por su forma de estudiar las Escrituras). Participó en el primer gran avivamiento de las colonias británicas en América, destacando como evangelista en las clases populares.

Lo que pretendo destacar aquí no son sus virtudes como persona ni las cualidades de su carácter, sino la forma en que fue utilizado por la gracia de Dios (quien recibe toda la honra). Esta gracia inconmesurable lo llevó a desgastarse al máximo por la expansión del Evangelio, hasta literalmente morir exhausto de predicar. Ese sí que es un ejemplo de negarse a uno mismo y tomar su cruz día a día para seguir a Cristo.

Un caso similar lo encontramos en Hch. 20:7-12, donde se nos relata que Pablo predicó desde antes de la medianoche hasta el alba, debiendo zarpar al día siguiente. ¿Acaso Pablo ignoraba lo que enseñan en los seminarios actualmente, sobre que la predicación no debe durar más de 20 minutos para mantener la atención cautiva de los auditores? Todo indica que en nuestros días habrían tomado aparte al Apóstol, para enseñarle que las predicaciones deben ser más cortas y atractivas.

¡Dios nos libre de este evangelio superficial y lleno de marketing!

Ruego a Dios que la misma actitud presente en el Apóstol Pablo y en George Whitefield esté en aquellos predicadores que hoy en día tienen más de publicistas que de evangelistas.

Luego de esta introducción, los dejo con el relato. Que Dios nos dé la gracia para servirlo como a Él le agrada. Amén.


viernes, 11 de septiembre de 2009

Evangelio a gusto del consumidor - John MacArthur


"La primera función de un mercadeo exitoso es dar a los consumidores lo que quieren. Si quieren hamburguesas más grandes, hagan más grandes sus hamburguesas. ¿Bebidas con seis sabores de frutas? Hecho. ¿Minifurgonetas con diez portavasos? Póngales veinte. Hay que mantener satisfecho al cliente. Hay que modificar el producto y su mensaje para que se supla sus necesidades si quiere establecer mercado y mantener a raya a la competencia.

Hoy día, esta misma mentalidad consumista ha invadido al cristianismo. ¿Dicen que el culto de la iglesia es demasiado largo? Pues acortémoslo (cierto pastor garantiza que sus sermones ¡nunca duran más de siete minutos!) ¿Demasiado formal? Vístase con ropa deportiva. ¿Demasiado aburrido? ¡Espere a oír nuestra banda de música!

Y si el mensaje es demasiado agresivo, acusador o exclusivista, que asusta, que es increíble, difícil de entender, o demasiado lo que sea para su gusto, hay iglesias por todas partes que están ansiosas de ajustar ese mensaje para que usted se sienta más cómodo. En esta nueva versión del cristianismo usted es socio del equipo, diseñador de la vida de la iglesia, y se deja por fuera toda autoridad anticuada, los sentimientos de culpabilidad, la responsabilidad y los absolutos morales.

Una iglesia envió hace poco una circular prometiendo ‘atmósfera informal y reposada con buena música de nuestra banda’, y los que asistan, ‘aunque usted no lo crea, se divertirán’. Esto sería excelente si se tratase de un café o algo por el estilo, pero quienquiera que pretenda llamar a las personas al evangelio de Jesús con tales cosas como prioridades, las llama a una mentira.

Es cristianismo para consumidores: cristianismo ligero, redirección, cristianismo diluido e interpretación errónea del evangelio bíblico, en un intento por hacerlo más digerible y popular […] Pero esa ligereza jamás le llenará con el evangelio verdadero y salvador de Jesucristo, porque está diseñado por el hombre y no por Dios, y es vacío y no sirve para nada. A decir verdad, es peor que inútil, porque los que oyen el mensaje del cristianismo ligero piensan que están oyendo el evangelio y creen que están siendo rescatados del castigo eterno, cuando en verdad están siendo trágicamente descarriados.

El verdadero evangelio es un llamado a negarse a uno mismo. No es un llamado a la autorrealización. Eso lo pone contra la proclamación contemporánea del evangelio, en la que los ministros ven a Jesús como un genio utilitario. Uno frota la lámpara, Cristo sale y le dice que puede tener lo que se le antoje; uno le da la lista y él lo cumple.

[…]

Algunos que forman parte del evangelicalismo le dirán que Jesús solo quiere que a usted le vaya bien, y que si no le va bien es porque usted no ha presentado su boleto de lotería espiritual. Si no es rico, es porque no lo ha reclamado. Jesús quiere que usted esté libre de deudas, y si manda a los televangelistas suficiente dinero, ese acto de fe lo libertará del demonio de la deuda. Su salvación por medio de Cristo es garantía de salud, riqueza, prosperidad y felicidad.

Los evangélicos que se adhieren a la psicología antropocéntrica (centrada en el ser humano) le dicen que Jesús le da paz, que Jesús le da alegría, que Jesús le hace mejor vendedor y también que Jesús le ayuda a lograr más jonrones. Jesús realmente quiere que usted se sienta muy bien con respecto a usted mismo. Quiere elevar su propia imagen. Quiere poner fin a su pensamiento negativo.

[…] Discúlpenme si no me uno. No puedo pensar en ningún plan con el que menos quisiera asociarme.

En esta nueva reforma de la autoestima, lo primero que se exige es bajar a Dios de su lugar supremamente elevado para así uno poder elevarse y reemplazar la teología que exalta a Dios con una psicología de la autoestima que exalta al hombre. Para que esto resulte hay que alterar e interpretar erróneamente la Biblia y el evangelio, con el fin grandioso de hacer que las personas se sientan bien en cuanto a sí mismas, para que así puedan cumplir sus sueños y poner en práctica sus visiones.

[…]

El cristianismo, en las manos de algunos dirigentes de iglesias que se acomodan al que busca, se ha convertido en un movimiento de ‘logre lo que quiera’ en lugar de ser un movimiento de ‘abandónelo todo’. Estos dirigentes han prostituido la intención divina del evangelio. Han reemplazado la gloria de Dios por la satisfacción del hombre. Han canjeado el concepto de entregar por entero nuestras vidas para el honor de Cristo por el de ser honrados por Cristo. Como tal, nuestra sumisión a la voluntad de Dios es reemplazada por la sumisión de Dios a nuestra voluntad.

[…]

‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará’ (Mateo 16.24-25). No se trata de exaltarme a mí mismo, se trata de matarme a mí mismo. Es la muerte del yo. Uno gana al perder; uno vive al morir. Ese es el mensaje central del evangelio. Esa es la esencia del discipulado.

El pasaje no menciona nada de mejorar la autoestima, de ser rico y triunfante, de sentirse bien respecto a uno mismo o de tener satisfechas todas las necesidades, que es lo que muchas iglesias predican estos días a fin de dorar la píldora de la verdad.

Así que, ¿quién tiene la razón? ¿Es el mensaje del cristianismo de realización propia o es la negación de uno mismo? No puede ser ambas cosas. Si es cuestión de opinión, yo hago lo mío y usted hace lo suyo, y ambos nos deslizamos raudos y contentos en direcciones diferentes. Pero el cristianismo, el evangelio genuino de Jesucristo, no es cuestión de opinión. Es cuestión de verdad. Lo que usted quiere, lo que yo quiero o lo que cualquiera quiere no importa. Es lo que es… por la voluntad soberana de Dios."

*Extracto de MacArthur, John; "Difícil de creer. El alto costo e infinito valor de seguir a Jesús". Ed. Caribe, Inc., 6° edición, traductor Miguel Mesías, impreso en EEUU, 2004. Pp. 3-8.

"MIRAD QUE NADIE OS ENGAÑE..." Col. 2:8.

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Los dejo con un video que ilustra la triste doctrina del iglecrecimiento. Agradecemos a jesus24x7 por subir y subtitular este video.